Mito Atlas

El mito de Atlas está ligado al mar, a los fenómenos astronómicos y a los meteorológicos.

En la Odisea, Homero nos presenta a Atlas como una figura muy grande, que carga en los hombros las columnas que sujetan la bóveda celeste. Su posición está situada en el mar occidental. Atlas conoce las profundidades marinas y es poderoso en fuerza y sabiduría, y también en malicia. Homero, insiste en caracterizarlo como un ser muy unido a la naturaleza del mar, a las fuerzas formidables de las olas. Según Homero, Atlas unifica en el plano mítico, tres grandes elementos: tierra, mar y firmamento.
Es hijo de Japeto y Climene, Atlas pertenece a la primera generación de divinidades: los Titanes, que lleva en sí la suma de poderes, pero aún no ordenados y dirigidos a un fin práctico benéfico para la humanidad.
La descripción de este mito se repite, en Hesíodo, quien, en su Teogonía, se diferencia de Homero sólo en los detalles. Para él, Atlas no carga el cielo sobre sus hombros, sino sobre la cabeza, sujetándolo con las manos. Por ser un titán y por estar destinado a cumplir un trabajo tan importante, Atlas debe haber tomado parte, en lucha contra Zeus y los otros dioses Olímpicos. Tras la victoria de éstos, habría sido castigado con sostener de la bóveda del universo.
El titán Atlas es uno de los mitos que se crearon para unir y relacionar el universo de los astros que se encuentran arriba de la tierra y del mar, y estos elementos con los que el hombre está en contacto directo, también se creo para explicar los fenómenos del cielo y las leyes que obedecen los astros.
Atlas, el gran titán es, el que cumple la tarea de sostener la bóveda celeste para que ésta no aplaste la fragilidad del hombre.
Mientras el gran titán sostiene el cielo, sus hijas, las Atlántidas, iluminan los trabajos humanos.

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